Con-Fabulación 301 al 340


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Ilustraciones Blog: Fernando Maldonado

Comité Editorial

DIRECTOR: Gonzalo Márquez Cristo. EDITORES: Amparo Osorio, Iván Beltrán Castillo. COMITÉ EDITORIALFabio Jurado Valencia, Carlos Fajardo, Maldoror. CONFABULADORES: Óscar Collazos, José Chalarca, Marcos Fabián Herrera, Sergio Trujillo Béjar, Fabio Martínez, Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Najar (Francia); Marta L.Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica).

E D I T O R I A L

La divergencia, el pensamiento plural, la imaginación crítica, el encuentro lúcido que instaura el entendimiento, y todos los recursos inventados por la cultura para enfrentarse a los múltiples rostros de la pobreza y a los disfraces infinitos de la muerte, hoy se encuentran exiliados, arrojados a las inmediaciones. ¿Cómo participar de un festín donde el nombre de la realidad es sacrilegio, descarnado anatema y malévola irrisión?
Ante el mutismo cómplice y la tácita aceptación de una realidad inaceptable, y en la hora en la que todo debate empieza a extinguirse, apabullado por la tiranía del desprecio, que es casi peor que la de la violencia, resulta urgente fundar zonas propicias para el derroche de la libertad.
Soñamos con la alianza fecunda de la imaginación y la crítica, con la nupcias del periodismo y el pensamiento, de la verdad y la belleza: con una Con-fabulación… Porque solamente el uso ilimitado de la creatividad servirá de brújula para fundar el camino y desplazar la oscuridad reinante.
Desde este sitio convocamos al ingenio creador de los periodistas, escritores, académicos e intelectuales para que mediante el ejercicio de la escritura, despojados de cualquier oscura intención destructora, polemicemos y opinemos, y, con un alto sentido de la ética, hagamos aportes a la construcción del horizonte extraviado.

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Buenos Aires: “Será por eso que la quiero tanto”


A continuación una de las crónicas que conforman el libro La ciudad del poeta, del escritor Carlos Fajardo Fajardo, recientemente aparecido en la Colección Los Conjurados, ya disponible en las más importantes librerías del país y en la vitrina mundial de Amazon.com.

Por Carlos Fajardo Fajardo

Asalta la mirada aquella Buenos Aires con sus barrios viejos y seductoras callecitas, con su gran río de tantas extranjerías y llegadas, testigo de músicas, nostalgias, melancolías.
La primera vez que la visité, sentí la ciudad envuelta en un verano interminable. La vi llena de infinitos papeles arrojados desde altas edificaciones. Alguien dijo: “Hoy es 30 de diciembre”, y explicó el suceso: “Cada oficina lanza desde las ventanas documentos burocráticos, los aburridos memorandos de todo un año”. Era diciembre. En un viejo hotel de la calle Juan Domingo Perón, mi mujer y yo sentimos bajo el sopor de esos días la magia de la extraña y bella Buenos Aires. Ahí estaba con sus leyendas, una y otra vez leídas o escuchadas, sobre sus audaces poetas y cantores de arrabal, de viajeros, exilios y destierros.
Es tan difícil descifrarte Buenos Aires; tan injusto definir tus múltiples olores en frase alguna. Sin embargo, allí están tus barrios: La Boca, San Telmo, El Abasto, Palermo, Belgrano, ambiguos y únicos, con calles que cargan todo tu origen. Todavía se escuchan las voces del recién llegado de ultramar, sus lentos y melancólicos pasos por el empedrado. Aún se oyen los recuerdos de viejos marineros, de mujeres hermosas llegadas de lejanas comarcas. En los míticos lugares del tango y la milonga, en tus arrabales y conventillos, viven legendarios cantores, músicas de tristes patrias, tonadas de ausentes, presencia de un amor en la memoria.
Desde el malecón observo oxidados buques, encallados en un antiguo puerto. ¿De qué soñados y dolorosos países llegaron con su carga de música, sabores y paisajes? Muchos descendieron para vivir, amar y enterrar aquí sus huesos. Su imagen palpita todavía en esta nativa y extranjera provincia, calidoscopio de trágica belleza.
Tan extraña y misteriosa eres Buenos Aires. Así te llamó Manuel Mujica Laínez al descifrar tu secreta historia. Sensual e ingrávida como una danza de tango; real y violenta como tu duro pasado. Y ahora estás ante mis ojos, mirándome en los ojos de todos, paseando conmigo por Sanjuán y Boedo, por todo el cielo, contorneándote como una muchacha, terrible y seductora igual a un ángel de pie.
Entonces, recuerdo unos versos: No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto. Son del viejo Borges, el iluminado. He pronunciado en voz alta el poema de este lúcido ciego, y me he detenido en una esquina de la Calle Corrientes, la misma por la cual Alejandra Pizarnik deambulaba solitaria, padeciendo estos lugares del centro, diciéndose: Es que ¡Oh señor! Yo no soy una muchacha: soy un muestrario de los pecados capitales; repitiéndose una y otra vez, indudablemente el mundo externo es una amenaza, cuando buscaba aquella poesía que dijera lo indecible, un silencio, una página en blanco.
Alejandra ¿hacia dónde vas Alejandra? Esta lúgubre manía de vivir/ esta recóndita humorada de vivir/ te arrastra Alejandra no lo niegues./ Hoy te miraste en el espejo/ y te fue triste/ estabas sola/ la luz rugía el aire cantaba/ pero tu amado no volvió.
Sí, Alejandra, tú lo habías escrito. Estabas Cansada del estruendo mágico de las vocales/ Cansada de inquirir con los ojos elevados/… Cansada de aquel amor que no sucedió/… Cansada de la insidiosa fuga de preguntas/… Cansada de abrir la boca y beber el viento/ Cansada de sostener las mismas vísceras/… ¡Cansada de Dios!/ Cansada por fin de las muertes de turno/ a la espera de la hermana mayor/ la otra la gran muerte/ dulce morada para tanto cansancio.
Te observo pasar fugaz por Callao y recuerdo cómo peleaste con las palabras como si fueran tu propia muerte. Te encargaste de hacerlas presentes, visibles después de tu partida. Sabías que demasiada angustia hace que las palabras se suiciden. Tú, la siempre rebelde, entendías que la rebelión consiste en mirar una rosa/ hasta pulverizarse los ojos. Y los pulverizaste en una gran explosión de amor, llena de miedos y de soledad, de mucho extravío, buscando, excavando en las palabras sin llegar a ninguna parte. Nadie apagó el furor de tu cuerpo elemental. Sólo tu suicidio en septiembre de 1972; sólo las lilas y ese sueño infantil con huérfanas muñecas, te acompañaron en el traumático viaje. Lo escribiste, como suplicando desde el fondo de tu herida: Señor/ La jaula se ha vuelto pájaro/ y se ha volado/ y mi corazón está loco/ porque aúlla a la muerte/ y sonríe detrás del viento/ a mis delirios// Qué haré con el miedo/ Qué haré con el miedo (…) Señor// Es el desastre/ Es la hora del vacío no vacío/ Es el instante de poner cerrojo a los labios/ oír a los condenados gritar/ contemplar a cada uno de mis nombres/ ahorcados en la nada. (…) ¿Cómo no me suicido frente a un espejo/ y desaparezco para reaparecer en el mar/ donde un gran barco me esperaría/ con las luces encendidas?
Ahora las lilas colorean vientos y todavía hay mucho abismo como el que abarcaste, mucha pesadilla en la luz, sombras muertas petrificadas en los muros.
Alejandra, Alejandra ¿Hacia dónde vas? La muerte siempre al lado, decías, todo para morir de tanta vida. Nadie te ocultó del combate ni las mismas palabras. Vieja niña con tu camisa en llamas. ¿Quién te entiende ahora? ¿Quién lee tu misterioso y sombrío abecedario? ¿Quién recita tu poema de ausente, tu jardín prohibido?
Pasas efímera por estas callecitas porteñas como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia…Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca torcida, párpados cosidos… Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro”. Y vas diciendo: “Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte, toda la noche escucho el canto de la muerte junto al río, toda la noche escucho la voz de la muerte que me llama… La muerte es una palabra.
Alejandra, Alejandra ¿a dónde vas Alejandra?
Con ella me voy por los rinconcitos y los bares ocultos, dejándome guiar por Diego Molinas, un joven amigo porteño que cuenta otras historias de dolor, de torturas y asesinatos. De repente una placa nos recuerda al chico y a la chica desaparecidos en esta esquina por la nefasta dictadura de los militares. En cualquier lugar, en los galpones y sitios donde se instauró el tormento, los argentinos han levantado símbolos al no olvido, a un “nunca más”, con la confianza de que la justicia esta vez será cierta o no lo será. “Memoria y justicia” dice la voz del amigo que nos relata tanto dolor comunitario; “memoria y justicia” se oye en las bocas de los que padecieron las heridas.
En la Plaza de Mayo todavía las madres buscan a sus hijos convertidos en humo de tirano.
He aquí tu ambigua figura Buenos Aires, dolorosa y fugaz, trágica y hermosa, con esa cicatriz que aún te desangra.

Dejarse ir por esos rinconcitos del “qué sé yo”, de seducción y peligro. Dejarse ir sin queja alguna y decirte: Buenos Aires, eres nostálgica como una zamba, como un tango, una milonga; así te vivimos desde el primer día; así te sigo cantando cuando te abrazo y poseo.

Scherzo para poeta con ángel


Por Jorge Ariel Madrazo

Publicamos el siguiente texto del poeta y confabulado argentino Jorge Arial Madrazo, nacido en Buenos Aires en 1931, autor de: Orden del día, Espejos y destierros, Cuerpo textual, entre otros títulos.

I.

El poeta sube con visible esfuerzo las escalinatas del estadio, se echa jadeante. Alguien se le acerca y anuncia: “Está Muerto”. El poeta, ahora con dos precarias alas en la espalda, llama a la puerta del burdel. La madama, sorprendida, lo hace pasar. La prostituta que atiende al poeta le hace saber que ella es un ángel y que estaba esperándolo. Más aún: le confiesa que lo ama desde niño y que en aquella época ya lo seducía con métodos angelicales y perversos. Por desgracia, agrega, no podrán amarse, pues él aún permanece en la región ambigua del Limbo. A cambio, arrepentida por esos juegos de infancia, le ofrece devolverlo a una nueva y más pura niñez. El poeta le reclama quedar como está, poeta y entre dos mundos.


II.
Y tal como estabas quedaste, angelando tus alrededores aunque balbuceante aún, con titilar de lamparita a punto de extinguirse pero que resurge luego en un hipido y destella como nunca. Las alas: crecientes y a la vez poco ostentosas. Ella, la prostituta-ángela, te toma de un brazo aleteante. Saben, ambos, que trasponen una frontera inédita. El desencarnamiento no es, al fin, gravoso. Deberás habituarte a los besos de mirra y azafrán.


III.

Conociste a un humano. Gorra sobre los pómulos afilados, la guitarra tañedora de milongas sureras, acaso orientales. Te cayó bien, ese humano ser. Algo había, sin embargo, un desamparo planeando sobre la cena compartida y las copas como una contraseña. Lo habías invitado a esa comida íntima intuyendo una soledad más allá de lo visible. Pocos días después: debo buscarlo, vernos. Y supiste del suicidio. Otra vez, otra vez, otra vez, un gesto a destiempo. Ni como ángel hacés bien los deberes.

  
IV.

Cuando el viento desparramó, brusco, los cabellos de su amada, la ángela-mujer, el humanito-ángel deseó ser el viento. Allí lo descubrió: ser sólo ángel es insuficiente. Faltan las alas principales: las que autorizan la caricia.

          
V.

Ángel hallóse (alado) frente al ventanal. En la casa del hombre que fue, junto a la rueca donde hila dudas el oráculo. Nunca se sintió ángel él, el expatriado del fragor de las esferas. Las alas ángel batía tonto contra el techo; consternóse asexuado (solitario). Hasta que alguien obró el error, la torpe decisión: el ventanal se abrió, bien ancho hacia la noche. Angel hoy vuela en sótanos, pistilos, entrepiernas, ráscase, insulta, tiene novia, va al fútbol, se emborracha, cavila, malhumora.


VI.

Ángel desde entonces enfrenta al destino agazapado y sereno, como un león inocente.


VI.

Hay un problema con el ángel sectario: sólo acepta volar al país donde habitan los recién nacidos. El ángel del poeta es, en cambio, absurdamente democrático.

VII.


Ángel deambula ahora por tabernas maldicentes; recorre hospitales ultramarinos donde, ebrio, da de mamar a la pequeña hija putativa de Makroll el Gaviero; detiene el tráfico, imperativo, convoca a huelga general en nombre del caballo al que la humanidad azotó y cuyo cuello e ijares sangrantes Nietzsche supo abrazar, llorando sin consuelo y quedó ya mudo y la razón nunca le fue devuelta. Y Nietzsche aulló: “Soy un bobo, un bobo, Madre”, y Ángel acarició sus bigotes goteantes del maná de la locura. Ángel sabe sin debates estériles que él, Lo Ángel, es el testigo del mundo desquiciado, el Angelus Novus de Klee y de Walter Benjamin, el mensajero de un Tiempo sin tiempo, el que da cuerda a relojes translúcidos. Ángel de la Poesía que, derrochando ron por las orejas, asusta al lector y sienta a la Belleza, como una bella Muerte, en sus rodillas.

Las herencias esenciales


APUNTES SOBRE LA POESÍA DE ADALBER SALAS HERNÁNDEZ

Por Camila Charry Noriega

La noche, la intemperie del cuerpo bajo los signos inciertos de la vida, la tenacidad de la muerte que todo se lleva menos la palabra, rondan la poesía del venezolano Adalber Salas Hernández. La sílaba se hace a la boca creando la realidad del que habla para que el mundo exista. En sus poemas se entienden la ausencia, la orfandad y la consciencia del cuerpo, materia cierta y frágil, como evidencias de la torpeza con que el tiempo a veces nos retiene. Hay una necesidad en sus palabras de salvarse de lo uno y convocar la pluralidad desde el desarraigo; nombrar la vida y lo que pesa desde una aparente distancia para restablecer el orden y crear la imagen que lleve nuevamente a la luz. Su libro “Extranjero” nos deja ver esto, y en él hay, por lo mismo, un acto de reconciliación y una lucha por volver al hogar que no es otro que el yo atravesado por el lenguaje.
En su segundo libro “Heredar la tierra”, el cuerpo que transita la ciudad se sabe la voz única que no alcanza a nombrar el mundo y que padece la sed y la impotencia de todo hombre que desea alcanzar lo verdadero. Hay una fuerza en la palabra que doblega la voluntad pero desde la calma y esto la hace triste, pues esa voz sospecha que lo que realmente duele, existe y arde innombrable. La belleza de estos poemas está precisamente en que encuentra esos rincones donde crece la vida sin promesa y sabe que aun así, ese padecer la tierra, heredarla desde la desesperanza, puede ser el más afortunado de los hallazgos y la única manera de sentirse humanos y aceptar con serenidad lo incomprensible.
Su poesía es esa búsqueda eterna por dar algún sentido, si acaso se puede, a lo que sin remedio se aleja y cicatriza sobre otra cicatriz haciéndonos, paradójicamente, más vulnerables a próximas heridas, pero más capaces de mirar lo que llega con fiereza y desde esa extraña confirmación de que la palabra a veces también salva y puede ser la verdadera tierra, aunque nos contemplemos en ella extranjeros. Entendernos visiones de un espejo roto que busca la fisura inicial para devolvernos la imagen completa de lo que hemos sido no es lo que busca Adalber Salas, su poesía, en cambio, intuye que la posibilidad y la potencia de su voz surgen es de esas fracturas y de una memoria que como el cuerpo, nace y se transforma antes de volver a ser materia habitada por un alfabeto ajeno a las palabras del ahora, del acá.
Aquí dos poemas del venezolano Adalber Salas Hernández:


Del libro “Extranjero” (2012).

No era yo de esta tierra
no era mío su cielo
ese espejo hundido en sí mismo
 que aguarda el instante de romperse

ni me pertenecía su deseo
 hora insepulta arcilla doliente
con su gramática de soles

ni tampoco su ley
que decreta precipicio bajo el sueño

no
yo llegué aquí
el día que empecé a pronunciar mi cuerpo


Del libro “Heredar la tierra” (2013), Colección Los Conjurados

I.

Por haber sucumbido
a la oscura tentación
de nacer,
por haber comido de este
pan árido,
encenizado,
por haber asentido
y entregado la frente
para recibir la saliva lustral
del tiempo,
por todo ello
estás aquí,
pisando esta tierra que siempre
te será infiel,
habitando su noche
sin párpados,
con tu desnudez balbuciente,
la misma desnudez
que sostiene el día
cuando se entrega
sin más
descubriendo el miedo ágrafo

de tener un rostro.

Arrayán de Julio Cesar Goyes


Presentación Casa de Poesía Silva
Jueves 5 de diciembre, 6:30 pm
Calle 12 C No. 3 – 41, Bogotá
Entrada libre

El espejo dormido de Daniel Padilla Serrato


Por Jacobo Reyes Godoy

“De los sueños, una noche líquida emerge”, y ese espejo es el lecho en que el hombre y su consciencia se sueñan mutuamente. De aquel reflejo parecieran surgir estos poemas, cuya esencia es el instante elemental, el asombro creador y la primera luz que dibujó el paisaje.
En su búsqueda o su sueño, el libro nos conduce a los orígenes sensitivos de la poesía, hasta hallar en los vestigios de su mundo, los sentidos dispersos del poeta. Allí donde sólo él puede ver, allí miramos todos el devenir primigenio del tiempo, la raíz de las sombras, la eclosión estelar, la genealogía del olvido y el andar en fuga de la sangre.

Con una poesía que más que nueva se pretende intensa, y más que terrenal se torna líquida, El espejo dormido “imagina que construye en sueños lechos de cristal” y sin huir del horror o de la muerte, va encendiendo lo creado con el verbo incandescente del lenguaje. 

Cartas de los Lectores - Dic. 2 de 2013

LA BUROCRACIA EN LA CULTURA: Vemos con asombro que cada día piden nuevos documentos para poder cobrar las limosnas que da el Estado a los artistas en Colombia. Ahora exigen para pagar cualquier conferencia la cédula, el Rut, el certificado de cuenta bancaria (que cuesta $7.000) y los aportes a pensión y salud, lo cual es un documento inconseguible para la mitad de los artistas quienes, como se sabe, son desempleados. Es decir que además de no tener trabajo ya ni siquiera pueden dictar conferencias o talleres por el sólo hecho de que carecen de empleo: verdadero enredo circular. Yo pido que se respete el derecho al trabajo a los artistas colombianos y sean eximidos de tanto papeleo por sumas tan irrisorias, que nunca superan los 200 dólares. Alirio Gaviria, artista plástico

* * *
INMENSOel artículo de José Luis Díaz-Granados sobre León De Greiff, ese "recurso natural no renovable", el irrepetible, "la elevación de todas las elevaciones". Es curioso que un aristo-ácrata haya sido marxista y a la vez, haya tenido la enorme conciencia de su singularidad (bien por marginalidad, bien por grandeza y altura inalcanzables). "La aristocracia aísla" nos dice Nietzsche. Pero ser marxista en aquellas épocas era, irónicamente, signo de "distinción" al cual no escapó el poeta. Yo me auto bauticé como "conde arboleda el ocioso aristocrático" en una clara referencia a lo distinto que se hace distante, pero también, como una burla directa al mundo "burgués" de la utilidad y el trabajo; a su condenación infame al ocio contemplativo. En la antigüedad unos pocos eran libres, es decir, tenían tiempo en sí mismo y para sí mismos; en la modernidad, que sólo nos prometió el trabajo, todos seremos esclavos (en arriendo): nadie tendrá tiempo; sólo cosas y ocupaciones o, desocupación angustiosa no creativa. De León De Greiff musicalicé Las baladas de nubes al viento, Primera ronda esquema, Ssonatina para flauta y piano en sol menor y facecias. Y últimamente, por aquello de la consciencia desventurada del nihilismo, soy "Ácrata" de Acre, de Acrimonia: tedio envenenado del alma. No sé si la connotación denotada vaya en el mismo sentido. Juan Carlos Arboleda, cantautor

* * *
CONSULTA URGENTE. El fragmento que publicaron de Ana Dolores García, es una muy importante reflexión como bien lo titulan Memoria y Palabra. Me gustaría saber en dónde puedo conseguir el texto completo. Clara Luz Botero Daza.
* * *

JUAN CARLOS ARBOLEDA.Resultó muy interesante la entrevista de su colaborador Juan Carlos Arboleda, a quien conocí hace mucho. Su excelente trabajo musical y su persistencia merecen el reconocimiento del público. Lo saludo muy efusivamente a través de ustedes. David Pinzón Salas. 

Del canto al Desencanto

Entrevista al cantautor Juan Carlos Arboleda

Conversación con el compositor, escritor y jurista Juan Carlos Arboleda, sobre el disco Textura urbana, que fue compuesto en alianza con el violinista y arreglista Radamés Gámez



TEMAS del ALBUM
“Encuentro de dos mundos” (Radamés Gámez)
“Lamento urbano” (Juan Carlos Arboleda)
“Andrógino” (Juan Carlos Arboleda)
“Cosa buena” (Radamés Gámez)
“Navega corazón” (Radamés Gámez)
“Bolero fugaz” (Juan Carlos Arboleda)
“Juanita” (Radamés Gámez)
Orilla de carne” (Gonzalo Márquez Cristo/ Juan Carlos Arboleda)
“Virginia” (Radamés Gámez)
“Vértigo único” (Juan Carlos Arboleda)
“Caño cristales” (Juan Carlos Arboleda / Radamés Gámez)

Siguiendo este enlace se puede ver el video de Textura urbana


Cuando aparece un álbum distante de las frívolas formas comerciales es inevitable recordar a los juglares y trovadores tan perseguidos en el reino de la postmodernidad…
Evoco a dos grandes: Moustaki y Brassens. Es claro que de escritores como Pascal, Montaigne, Víctor Hugo, Proust, Baudelaire, Rimbaud y Verlaine, por citar los más renombrados, tengo mucha influencia estética y filosófica, existencial. Pero en principio, ¿qué es un trovador? ¿Dónde nació tan universal personaje que vino a ser un Arcano Mayor del Tarot? (el Loco). Es importante esclarecer su simbología que partió y se perfeccionó en la Edad Media. El personaje como tal, es un artista que ejercita la música y la poesía entreveradas con su guitarra (que en dichas épocas era el laúd)  y que en su signo inquietante denota devenir, risa, amor, ensueño, locura y verdad, o mejor, alude a la locura que dice la verdad. El juglar es la inconciencia del rey, o mejor, su contraconciencia, la contrapartida y la negación del poder, de lo instituido, de lo rígido. Es la nostalgia del nomadismo, de la impermanencia. Haría parte del inconsciente remitiéndonos a través del arte, a nuestro ser instintivo, pulsional. El juglar sintetiza un equilibrio entre Eros y cultura mediante la poesía y la música.
Nietzsche se inspiró en dicha figura al escribir La Gaya Ciencia, “ciencia” de la alegría, de la levedad. De la seriedad del dis-curso pasamos a la risa del trans-curso. Ahora bien, cuando comencé mi trabajo de musicalización de poemas, el grupo se llamaba “Tiempo Recuperado” en clara referencia a Marcel Proust con su obra En busca del tiempo perdido,así como a Mircea Eliade con su ensayo “El mito del eterno retorno”.
La poesía y la música son un “volver” al tiempo de los orígenes, a la gran inocencia creadora, al mito. De hecho el mito es el hijo mayor de la poesía. Digamos entonces que mi “padre espiritual”, en referencia al género que estamos hablando, fue Joan Manuel Serrat. Su trabajo sobre los poetas Antonio Machado y Miguel Hernández iluminó lo que yo quería hacer. Luego conocí a Paco Ibáñez que iba en la misma onda. Después vinieron cantautores como Violeta Parra, Mercedes Sosa, Vinicius de Moraes, Toquinho, Chico Buarque, Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén, el son cubano, el bolero, la Nueva Trova Cubana, Cat Stevens, Bob Dylan, Janis Joplin y otros más.
Dicha proposición musical era referida al juglar, al trovador, esto es, un cantautor que escribe y compone sus propios temas y que los pone en escena con su guitarra. Es claro que dicha “puesta en escena” ha permitido la incorporación de otros instrumentos y de la orquesta; pero en principio, en las tabernas donde nació y evolucionó dicho género, los protagonistas fueron solo el cantautor con su guitarra.

Trabajar con letras complejas en un tiempo que privilegia lo fácil, ¿no es un riesgo vital?
Lo de musicalizar poemas comenzó hacia los veinte años y ha sido una constante a través de toda mi vida. Las dificultades, en mi caso particular, se dieron por la imposibilidad de mantenerme sólo de la música, por lo cual, me “arrendaba” en “oficios burocráticos”, esto es, el sello inclemente, el laberinto de papeles a lo Kafka, la leguleyada trapera etc. Así mismo, la difusión ha sido difícil, mucho más ahora, pues dicho género “no es comercial”. Con esta expresión te dan el portazo en las narices.

¿Y cómo elude la soledad o la incomprensión inherente al hecho de componer piezas poéticas en un mundo desechable?
Lo que acaba de decir es tremendo. Renunciamos a lo útil y su contrapartida, lo desechable, para arribar a lo inútil, a lo esencial, a nuestra soledad primigenia. El arte, la belleza profunda, es inútil. Éste concepto kantiano al valorar lo bello por su “desinterés”, se ha perdido por completo. Y sí, digamos que la soledad ha sido mi más fiel compañera junto con María Claudia Roa (no entiendo cómo ellas no se han aburrido conmigo, porque yo ya estoy muy aburrido conmigo mismo). Pero tomando un concepto de Martin Heidegger, el juglar de la post-modernidad es el “trovador-ahí” (Dasein), o mejor, el “trovador-puesto-ahí”, el “trovador-arrojado-ahí”, sin justificación ni destino, esto es, dentro de la connotación sintética que evoca el filósofo como una enorme limitación + una enorme fatalidad + una enorme absurdidad + una enorme injusticia. El arte (hablo de mi caso) no ha sido una elección; hace parte de mi fatalidad.
Pero esa es la condición no sólo de los “juglares post-modernos”, sino de cualquier artista que aspire a decir algo y que invite a pensar.
Es claro que ahora ejerzo el nihilismo pasivo no transvalorativo dominado por la más absoluta inercia, abulia y pasotismo descarado. Digamos que siguiendo a Cioran y a Anaximandro, estoy pagando la osadía de crear, de hacer. Todo nacimiento es una injusticia y tarde que temprano deberá comparecer ante el tribunal del vacío, del caos infinito. Todo lo que nace merece morir. No se puede salir impune al haber tentado a la abulia original. La pereza goza de un absoluto crédito divino.

¿Cuáles autores ha musicalizado?
He trabajado temas de la autoría de León De Greiff, Porfirio Barba Jacob, Nicolás Guillén, Mario Benedetti, Fernando Linero, Liliana Cadavid, Amparo Osorio, José Luis Díaz Granados, Hernando Socarrás, Juan Manuel Roca y Gonzalo Márquez Cristo, entre otros. Actualmente compongo mis propias canciones en texto y música.

Textura urbana es un disco secreto, que se canta en bares exóticos y en casas de amigos de reconocido delirio… ¿Esta marginalidad enriquece su arte?

La experiencia de Textura urbana junto con Radamés Gámez (músico de la filarmónica de Bogotá, compositor y arreglista) ha sido lúdicamente maravillosa ya que con él se produjo el primer disco (Encuentro de dos mundos). Así mismo, el vínculo entre los dos como compositores es incomparable. Ahora bien, desde el punto de vista de la difusión, ha sido la “grandeza” y la “belleza” del fracaso; de hecho ya estamos muy acostumbrados y no queremos salir de ello. Hacemos un arte autista e introvertido que reposa en sí-mismo y para-sí-mismo, esto es, una creación inoficiosa para nada y para nadie. Del canto, hemos pasado al des-encanto.

León De Greiff, El Juglar Aristo-Ácrata


León de Greiff en casa del poeta José Luis Díaz-Granados (Bogotá, junio de 1969).

Por José Luis Díaz-Granados

El "caso" literario del colombiano León de Greiff es el de un genuino recurso natural no renovable, dadas las condiciones de su rebeldía insular y de su lenguaje poético único e irrepetible.
Nacido en Medellín el 22 de julio de 1895, León Luis Bogislao von Greiff Haeusler era descendiente de  suecos ---"vikingos oteantes"---, polacos y alemanes, pero encarnó como ninguno el espíritu de su Antioquia raizal, llegándose a convertir en un eskalde de sus caminos y mesones y en un juglar moderno de sus gentes y cuitas.
De Greiff fue a lo largo de sus ochenta y un años de existencia el "alter ego" de una docena de poetas y vagabundos medievales transplantados al siglo XX, con los cuales se paseó por un cosmos épico-lírico lleno de aventuras de viajes y amores, cantadas a través de un lenguaje poblado de arcaísmos, neologismos, giros y modismos inesperados, claves y charadas particulares y en ocasiones intraducibles. Ellos fueron, entre otros: Leo Le Gris, el Nictalopio, Sergio Stepanovich Stepansky, Miguel Zuláibar, Beremundo el Lelo, Matías Aldecoa, Ramón Antigua, Sir-El-Oel, El Juglar Ebrio y Alipio Falopio, de quienes dio fe el poeta cubano Luis Suardíaz en un enjundioso estudio sobre el vate antioqueño publicado hace pocos años en Colombia.
Hijo del senador liberal Luis de Greiff, el precoz poeta fue expulsado de la Escuela de Minas de Medellín donde cursaba estudios de ingeniería, por lo que se trasladó a Bogotá en 1914. En la capital colombiana se desempeñó como secretario privado del caudillo revolucionario Rafael Uribe Uribe, quien a los pocos días cayera asesinado en el pórtico del Capitolio Nacional.
Al año siguiente fundó De Greiff la revista "Panida", en la cual colaboraron promisorios poetas y artistas de la Montaña antioqueña. Durante largos años, León de Greiff trabajó como estadígrafo y contabilista, primero en el Banco Central, luego en el Ferrocarril de Occidente, en Bolombolo ---Oh, país del sol sonoro!---, en la Dirección de Caminos de Antioquia y en la Contraloría General de la República. En 1945 fue jefe de Becas de la Dirección de Extensión Cultural del Ministerio de Educación. Ese mismo año viajó por primera vez fuera del país, a México, en busca de las cenizas de Porfirio Barba-Jacob y también, por primera vez, vio el océano, que tanto había idealizado en su famosa "Balada del mar no visto".
Durante muchos años el poeta alternó su labor de oficinista con la elaboración constante y prolífica de sus enrevesados poemas al igual que con su inseparable vida bohemia en los cafés bogotanos donde daba rienda suelta a su afición por la nicotina y el aguardiente, el café negro y  los crucigramas, y más tarde en su casa, por el juego de ajedrez, el exigente gusto musical y la afición por el futbol, las novelas policiacas y la reconstrucción de las batallas napoleónicas.
En 1925, siendo integrante de la Generación de Los Nuevos, junto a Jorge Zalamea, Alberto Lleras Camargo, Luis Vidales, Juan Lozano y Lozano, José Umaña Bernal, Jorge Eliécer Gaitán y Silvio Villegas, publicó su primer libro, Tergiversaciones, en el cual implantó para siempre esa "nueva arquitectura de palabras", que lo consagró como uno de los grandes recreadores del idioma poético.
No fue fácil, sin embargo, el reconocimiento a la trayectoria de De Greiff. Sus poemas sibilinos y mordaces, llenos de búhos estáticos, pingüinos peripatéticos y lúbricas zambras, fueron objeto de burlas y sarcasmos por la opinión conservadora de su país, especialmente por parte del líder ultramontano Laureano Gómez, el mismo que también había tenido un sonado affaire con Pablo Neruda en 1943 durante la primera visita del chileno a Colombia.
Después de publicar Libro de signos (1930), Variaciones alrededor de nada (1936), Prosas de Gaspar (1937), la Editorial Cultura de Bogotá lanzó su Antología poética, 1914-1937, prologada por el escritor e ideólogo socialista Antonio García, libros que llamaron la atención del público lector. Los colombianos no tardaron en familiarizarse con la hermosura de la poesía greiffiana y a todo lo largo y ancho del país las gentes comenzaron a recitar en voz alta sus versos más populares:
"Esta rosa fue testigo / de ese que si amor no fue, / ninguno otro amor sería / de cuando te diste mía. /El día ya no lo sé. / Sí lo sé, mas no lo digo. / Esta rosa fue testigo"... Y estos otros: "Juego mi vida, / cambio mi vida, / de todos modos / la llevo perdida...".
De Greiff fue siempre, por temperamento y convicción, un hombre de izquierda. En uno de sus primeros poemas expresaba: "Lenin el Rojo porta la enseña por más que gruña la histriona hez". Alguna vez le pregunté por su posición política y él me respondió con humor: "Soy aristo-ácrata". Y hasta su muerte, acaecida en Bogotá el 11 de julio de 1976, fue un entusiasta defensor de la Revolución Cubana. En 1968 había sido jurado de poesía del Premio "Casa de las Américas" ---cuya editorial publicó una antología poética suya---, junto con Fayad Jamís, Juvencio Valle, Jorge Enrique Adoum y Claribel Alegría.
De Greiff relató a este cronista que cuando su hijo Boris, reconocido Maestro Internacional de Ajedrez, intervinó en una simultánea en La Habana a principios de la década de los sesenta, el Che le  había contado que durante su estancia juvenil en Bogotá, atraído por el mito greiffiano, se había acercado al Café "Automático" y le había pedido un autógrafo al  ya célebre poeta de boina, chivera y alta pipa.
En 1960 se publicaron sus Obras completas, con prólogo de su entrañable amigo Jorge Zalamea. Por esos años estuvo desempeñando un cargo diplomático en su Suecia ancestral y posteriormente realizó muchos viajes a la Unión Soviética, la República Popular China y los países socialistas de Europa del Este. El poeta de la "Canción de Rosa del Cauca" se convirtió en un viajero innumerable que ahora recorría los siete mares del mundo, donde antes andaba solo "sin brújula en la bitácora", pues "bitácora non había" y "soplando mi chirimía / una vez usé la vía / que va de Aguadas a Pácora. / Sin brújula en la bitácora". Brújula y bitácora que nos han conducido siempre a la poesía mayor de Colombia.

“Invocación” de Julio César Arciniegas



Julio Cesar Arciniegas nació en Rovira en 1951. Autor de  La ciudad inventada, Color de miedo, Números hay sobre los templos; Abreviatura del árbol (obra ganadora Premio Nacional Porfirio Barba Jacob, 2007). Sobre su obra Gabriel Arturo Castro afirma: «Su escritura, se pronuncia desde la tensión, de la lectura interiorizada y la imaginación móvil. Su palabra no es directa, tal vez porque el autor está convencido de que el lenguaje poético se distingue del cotidiano por la perceptibilidad de su construcción, por el interés y el deseo de moldear un objeto artístico... No importa que el escritor al final no resuelva el acertijo, la adivinanza, la cosa intricada, porque deja planteado su interrogante a los lectores, su virtual extrañeza que los llevará a la actitud inquisitiva a la producción de secretos y pensamientos».
A continuación dos poemas de su libro Invocación,recientemente aparecido en México.


1.

Yo soy otro oculto en este cuerpo
Donde me aprisionan las formas de
Los arados.
El sur de las yerbas.
La página que se vuelve a cerrar.
En realidad este vacío que soy
Esta más allá de las luces
Y de los actos que perdidamente
Busco.
Soy dos desconocidos.
Tentado por la sombra de las cosas.
No fuera posible volver a aquello
Donde soy escrito en el vaticinio
Que da nombre a las astillas.
A las plantas distintas de los cercados
O el misterioso ojo de agua.
Yo no puedo salir de esos bordes
Que el dolor dice.
Soy de esas patrias de la noche
Y la siembra
De los que entienden su callar
Fundando en las raíces.
Bajo las voces de los nitrógenos
Mi otro yo se ha sentado de revés
Sin siquiera saberse.
Lo que soy está atado al estrago
Al canto que es solo de las hojas
De los versos que siembro sin
Esperar nada.


2.

El muro calladamente me habla
De lo inconcluso de las afueras
De la sombra que caza entre perfiles
La parte de su hueso dejado
De vista hacia las durezas.
Hacia el ruido dividido de la lumbre
El muro o su fondo más hondo
Un punto suyo a solas me recorre.
El instante previo carece de

Eternidad.

Cartas de los Lectores No. 305 - Nov. 26 de 2013

LECTURA POÉTICA. Por su conducto quiero felicitar a la poeta Amparo Osorio por la aparición de su Antología personal Oscura música. La lectura en el Gimnasio Moderno fue conmovedora.  Y además el texto del presentador Iván Beltrán Castillo, una verdadera joya literaria. Luz Stella Martínez.
* * *
LOS CHINOS. Confabulados: que buena muestra la de los poetas chinos que salió en su número pasado. Y qué alegría que el Festival de Medellín continúe en su apoyo a estas significativas voces internacionales que tan a menudo quieren conocer nuestro país. Javier Mauricio Rojas
* * *

IVÁN EL TERRIBLE. Al profesor Pedro Baquero mi gratitud por el texto de “Iván el terrible”, que se asemeja en mucho a lo que actualmente se ha convertido en episodio diario a nivel de nuestros colegios colombianos, donde abunda el matoneo y la violencia. Guillermo Andrés Vásquez

Memoria y Palabra (fragmento)


Por Anna Dolores García Collino

 El presente trabajo intenta relacionar el papel de la palabra como instrumento de la memoria, y en tanto portadora y conservadora del conocimiento y de formas de  interpretación del mundo.
Parto de una de las tipologías de la memoria que nos ofrece la neurociencia para entender las diferentes formas de adquisición de las capacidades entre ellas la que permite adquirir  y desarrollar el lenguaje. Con Vygotvsky, centro el tema de la memoria en el desarrollo del signo en el niño para ver su influencia en la conducta y formas de interpretar el mundo.  El planteamiento final de esta primera parte se dirige hacia la teoría de Bergson, para enlazar la memoria, el recuerdo y la relatividad en  la percepción de la realidad como verdad.
Finalmente, trato el tema de la memoria oral, presentada por Hampaté, quien encara y reflexiona desde su cercanía a las estrategias mnemotécnicas de los narradores de algunos pueblos africanos.
Así conjugo los enfoques neurológico, psicológico y la reflexión basada en la experiencia. El objetivo del trabajo es entrever puntos de convergencia entre unas y otras formas de abordar el tema de la palabra y la memoria en relación con la vida y la noción de verdad.

I La memoria.

1. Definición y tipología.

Los estudios sobre la memoria son amplios y variados y, por tanto, resulta complejo abarcar las diferentes definiciones y tipologías, así que trataré de concretarme en lo que considero puede ser útil a este trabajo y, de ser posible, remitirme a algunos consensos. Uno de ellos, considero, es el que se aboca a definirla en relación a su función: “Esta función no es otra que  codificar, registrar y recuperar grandes cantidades de información que resultan fundamentales para la adaptación del individuo al medio”.1   Desde este punto de vista, la memoria no sería más que un sistema de información que permite el adecuado funcionamiento para la supervivencia del individuo. Como tal, debe adaptarse eficazmente a las constantes cambios y demandas  del entorno tanto natural como social, en si, responder a los impulsos o estímulos que provienen del interior y  exterior del organismo: así por ejm. responde a la necesidad de desechar los residuos del cuerpo, como al deseo sexual o, a la identificación del peligro mediante el recuerdo de un lugar (de refugio o de recursos alimenticios), de sonidos (de animales o de otros individuos) etc. En sí, su función es posibilitar la recepción y respuesta a las necesidades biológicas como a las que surgen de la  experiencia.
Este primer acercamiento ya nos habla de que la memoria se adquiere por dos vías: la innata y la aprendida y, a partir de ello, podemos ir acotando lo relativo a la memoria humana.  Nolasc Ascarín en su libro, El cerebro del rey presenta tres tipos de  memoria  que permiten comprender mejor las formas de adquisición:2

1 Memoria fisiológica: “Es la capacidad del organismo, tanto humano como de otros mamíferos, para conocer y desarrollar funciones de nuestro cuerpo, tales como la fabricación de proteínas, la digestión de alimentos, la renovación de células de la piel, sangre u otros tejidos… todas las células y vísceras de nuestro cuerpo saben y recuerdan perfectamente lo que deben hacer”. La programación y funcionamiento del amplio campo que funciona a partir de esta memoria lo proporciona la información genética.  

2 Memoria filética: Al igual que la anterior, esta memoria es trasmitida mediante el ADN, pero la información que contiene es propia de nuestra especie  y, aunque no se requiere del aprendizaje,  sí debe desarrollarse. Se relaciona con las capacidades  que nuestro organismo ha heredado para, por ejemplo: “aprender a andar sobre dos pies, aprender el lenguaje, huir de los estímulos dolorosos, encontrar sabrosas la carne y las grasas, tener tendencias altruistas-cooperativas, apreciar determinados cánones de belleza o tener apetencia para la actividad sexual… Componen unidades de información que nos llegan de muy antiguo y están estrechamente relacionados con las estrategias humanas de desarrollo y supervivencia”.

3 Memoria de la Experiencia. “Es lo que comúnmente denominamos memoria y que se almacena en el cerebro a partir del aprendizaje”.  A diferencia de las anteriores, aquí el registro de la memoria depende del conocimiento aprendido a través de la experiencia dirigida.
 
Cada tipo de memoria responde a diferentes actividades pero algunas requieren de maduración cerebral, en tanto otras ya están activas desde el nacimiento.  A estas últimas corresponden las  que se relacionan con la regulación  del metabolismo y el funcionamiento visceral. Después se desarrollan las correspondientes a la motricidad y recepción de percepciones; las áreas cerebrales que requieren del aprendizaje  para su desarrollo maduran más tarde, como  “son las que permiten acumular la memoria de andar con habilidad, hablar y finalmente, acumular experiencia y conocimientos”.     
La memoria filética y la basada en la experiencia  dependen del aprendizaje pero de forma diferente: la primera se da por aprendizaje mimético, al observar y escuchar, y se adquiere de forma espontánea, (memoria implícita),  mientras que la memoria  aprendida por la experiencia,  depende del aprendizaje dirigido por parte de otros, (memoria explicita) la cual es exclusiva al ser humano.
Si nos referimos al lenguaje, podemos decir que, si bien su adquisición  se da mediante  mimetismo, o memoria implícita, su maduración y desarrollo se afianza gracias al aprendizaje trasmitido (estimulado)  por los padres y demás miembros de la sociedad (Memoria explicita). Y,  si nos remitimos a los tres tipos de memoria, podemos decir que el lenguaje requiere de la confluencia tanto de las capacidades innatas (memorias 1 y 2) como del aprendizaje para su desarrollo; aprendizaje que, además, “ nos llega de muy antiguo”. De manera, que habría que tener en cuenta la  historia evolutiva heredada y trasmitida generacionalmente, desde y por la experiencia (memoria 3).
En este sentido el lenguaje, o la palabra en tanto idea, resulta fundamental para la transmisión y conservación de la experiencia y del conocimiento.          
Para ahondar en lo anterior, retomo el texto de Vygotsky,  Pensamiento y lenguaje.3 El autor asume que, desde los inicios de nuestra evolución como sociedad se dan dos tipos de memoria: una natural, compartida con otros animales que tiene relación directa con lo percibido, es decir, con los estímulos que recibimos desde el exterior, y otra social pero exclusiva al ser humano, que es la memoria operativa basada en signos. Esta última no sólo es importante en tanto nos diferencia de los demás animales sino por el amplio espectro que abre al desarrollo de la cultura humana: aún las operaciones más sencillas,  “como marcar señales en un palo para recordar alguna cosa, cambian la estructura psicológica del proceso de memoria”, lo cual lleva al cambio conductual que se basa en algo que va más allá de lo percibido en el presente.
Vygotvsky  nos remite al orden biológico aunque, a diferencia de lo que veíamos con Azcarín en relación a la experiencia, enmarca el determinante sicosocial en el proceso de memorización a través de la incorporación  no sólo de estímulos externos sino artificiales, es decir, desde el signo. Cuando se trata del signo lingüístico, su intermediación resulta determinante para la representación de la realidad y factor fundamental en el proceso memorístico; en sí señala al gran estimulante de la conducta individual y colectiva humanas.
El resultado de las investigaciones de Vygotvsky demuestran que, mientras  la conducta y el pensamiento del niño responden a los estímulos del entorno,  a medida que adquiere la palabra, o el lenguaje, el signo se hace más importante como intermediario en la evolución mental estimulo- respuesta y reemplaza consecuentemente al estímulo externo. Ello obedece

…a un proceso complejo y prolongado, sujeto a todas las leyes básicas de la evolución psicológica. Ello significa que en los niños, la actividad de utilizar signos no es algo simplemente inventado ni trasmitido por los adultos; es más bien algo que surge de lo que originalmente no es una operación con signos, convirtiéndose en tal después de una serie de transformaciones cualitativas…vinculadas como estadios de un único proceso, de naturaleza histórica. 

El desarrollo psicológico en la infancia, entonces, se daría como transición e  interrelación entre dos procesos (etapas) cualitativos de desarrollo: uno biológico, que corresponde a las funciones psicológicas elementales  (asociado a la conducta elemental) y otro originado en las relaciones socioculturales (asociado a la conducta mediata) donde se dan las funciones psicológicas superiores.
En este mismo sentido se entiende que en el proceso de maduración del pequeño,  la memoria cambie y sea fundamental para el establecimiento de las demás funciones: “Para el niño pequeño, pensar significa recordar; sin embargo, para el adolescente recordar significa pensar”.  El niño depende ante todo de la memoria y lo que recuerda es la impresión del objeto o la situación,  sobre los cuales elabora la idea; no hay verdadera abstracción, sólo ejemplos de situaciones, objetos, vivencias. Sobre su experiencia se informa la memoria y se estructura el pensamiento. En definitiva, como conclusión de sus estudios, Vygovsky “sugiere” que  “la característica definitiva de los primeros estadios del desarrollo cognoscitivo es la memoria, no el pensamiento abstracto”.
Lo anterior podría servir de parangón para mostrar la estrecha relación entre el lenguaje y el pensamiento en  las propias etapas primitivas del ser humano: en realidad lo que se ha producido a lo largo de nuestra historia evolutiva, tal como se da en la infancia, sería un cambio en la forma de “ver” el mundo: de una mirada limitada a la referencialidad,  se ha pasado a la sustitución de la realidad por el signo. De manera que, desde el largo proceso de la evolución del lenguaje, se hace posible el paso de la transmisión de lo inmediato a lo mediato, y el particular desarrollo de la memoria, ya que:   “La esencia intima de la memoria humana consiste en el hecho de que los seres humanos recuerdan activamente con la ayuda de signos…”
La palabra ligada al pensamiento, a la acción, al conocimiento de la realidad resulta fundamental en su papel con la memoria y la evolución humana. Es más, si volvemos a la definición que inicialmente teníamos de  la memoria, encontramos equivalencia entre sus funciones y las del lenguaje pues, este último, permite “codificar y registrar” (más adelante veremos su función como conservador)  información  fundamental para la adaptación del individuo al medio y, en tanto tal, coincide  con las estrategias humanas de desarrollo y supervivencia. Podríamos decir, entonces, que el origen del signo y  su posterior desarrollo hacia el lenguaje, sería uno de los factores adaptativos más relevantes en la historia evolutiva  de nuestra especie.

1. Psicothema, 1999. Vol.11.no. 4 p. 706. www. Psicothema.com/pdf/323.pdf
2. Nolasc Acarín, El cerebro del rey. Barcelona: Pérez Galdós, 2003, pp 193-198.
3. Lev, Vygotsky. Pensamiento y lenguaje. México, Ediciones Quinto Sol, 1992.