XVI Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía

ACTA DE PREMIACIÓN

Reunidos el 30 de septiembre de 2013, en la Casa de la Cultura del municipio de Caldas, Antioquia, los jurados Lucía Estrada, Francisco Ángel Morena y Robinson Quintero Ossa, después de leer los libros presentados al XVII Premio Nacional de Poesía por Concurso "Ciro Mendía", decidimos por unanimidad premiar la obra titulada Diabulus in música (El diablo en la música), firmada con el seudónimo "Alexander Graham Bell", que corresponde a Henry Alexander Gómez Ríos.


El jurado sustentó su veredicto con las siguientes palabras: "Diabulus in música es una colección de retratos de intérpretes del jazz, del rock y del blues en cuyas biografías es común la noche, la lucidez y el exceso. El libro se acerca a una visión de la poesía y la vida como riesgo y transgresión de los límites, en un tono menor sostenido, con un lenguaje sin excesos retóricos, con cadencias fluidas e imágenes opacas, como corresponde al universo que representa".




Henry Alexander Gómez, nació en Bogotá (1982). Profesional en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Es fundador y director del Festival de Poesía y Narrativa “Ojo en la tinta”. Hace parte del colectivo literario La Raíz Invertida. Su libro Diabulus in música fue merecedor del Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía 2013; el libro Georg Trakl en el ocaso fue Segundo Premio del IX Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía; ganador del Concurso Nacional “La poesía de la vida cotidiana” - Casa de Poesía Silva. En el 2013 publicó el libro Memorial del árbol, premiado en el IV Concurso Nacional de Poesía Obra Inédita.

Presentamos una breve muestra de poemas pertenecientes al libro galardonado Diabulus in musica (El diablo en la música) de Henry Alexander Gómez:

JOHNNY CASH

Enterré el puente de mi guitarra en el aire, sacudí las polillas de mi sombra y cultivé el vapor de la música sobre el heno de los días, a un lado de la carretera, donde los mundos se fecundan.

A Hellman Pardo


JIM MORRISON

Desde lo alto de una duna dejo caer un cuenco que rasga un aire extraño que acecha mi presencia. Ancianos ángeles amasan mi saliva con arena. ¿Quién acompañará mis huellas para descifrar el verdadero rostro de la luz?

Romper el cristal. No hay noche más fría. El nombre del desierto me persigue. Las puertas se derrumban.

Con el hueso roto del coyote buscaré mis años perdidos junto a un demonio que trepa por el antiguo imperio del cielo.


PAPPO NAPOLITANO

Me reconozco en el polvo del adiós, en las piedras errantes: con un hilo de viento me hice un collar de caminos.

Dejo el diapasón de mi guitarra bañado por un rumor de flores vestidas por la lluvia. Dejo mi amada Harley Davidson con la que probé el peso de la fe y la pulsación de la muerte. Hay una canción de espejos y lumbres al final de la autopista.


Nada vale más que un viejo blues cortejando las voces aromáticas del sueño.