El Diario de Berenice de Luis Eduardo Gutiérrez


Luis Eduardo Gutiérrez nació en Ibagué, Colombia. Codirigió el suplemento cultural del periódico El Nuevo Día de Ibagué y el taller de poesía de la Biblioteca Darío Echandía de la misma ciudad. Premio Nacional del concurso de Poesía Eduardo Cote Lamus (2007); Única Mención de Honor del Concurso Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura (2010); Mención de Honor Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá (2002) y Mención del Concurso Nacional de Poesía Antonio Llanos de Cali (1997). 
Libros Publicados: Perseguidos por el cielo (Ediciones Apertura, 1995); Los espejos de la Hidra (Ediciones Tiempo de Palabra, 2001); Los Cuadernos de Franz (Ediciones Nueva Granada, 2008); En la posada de J. Babel(Común Presencia Editores, 2011) y El diario de Berenice (Común Presencia Editores, 2014).
Los poemas publicados a continuación pertenecen al libro El diario de Berenice, que se presentará en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en la Gran Noche de Los Conjurados.

La portada fue ilustrada por el maestro Fernando Maldonado.



NOTA DE ENTRADA

No se ignore que Berenice Salman habitó este Sanatorio de San Lázaro, acompañada del viento y de la noche; tres inquilinos que siempre fueron inseparables,
muchos para una habitación estrecha y la sopa de gachas que sirven en este refugio del fin del mundo.

No se olvide que los tres se sentaron a la hora de la merienda miserable, en los comedores del crepúsculo, a consumir el pan negro de los desolados en este lugar visitado por aves errantes. Sólo los tres: Berenice Salman, el viento y la noche, vistos al otro lado de la ranura del mundo
por los ojos de un dios esquivo.


DÍA DE VISITAS

Acaso nadie arriesgue una visita a los sanatorios de estas regiones de bruma, salvo los murciélagos. Uno de ellos ha peregrinado desde su estrella oscura, hacia esta habitación –la 304– donde yace Berenice, tendida en su lecho de azucenas en el pabellón de los enfermos del desamor.

El murciélago ha ensayado el fervor de su vuelo por el cuarto de esta mujer, en compañía del viento, los únicos peregrinos entre las ruinas del invierno. El resto, es el gris del miedo; la sombra de los que decidieron venir hasta aquí y no han llegado, además de la inscripción que ha quedado en el libro de guardia: “La señora Berenice ha recibido dos visitas al atardecer hoy, 5, del mes de los afligidos. Favor no molestarla”.


PLEGARIA PARA ORGANIZAR UNA CENA

Señora de las extensiones brumosas socórrenos con las visiones que crea la vigilia en estas regiones del desarraigo. Concédenos

ojos para ver un atardecer blanco; manos para partir estos frutos inventados por la  niebla, de mirada sombría, que ha olvidado venir –hoy 3 de enero, con sus flores maltratadas, junto a los otros invitados, a la cena espuria celebrada en estos corredores del invierno.