Habitar la poesía - La Morada Fugitiva

Por Antonio Gamoneda

El Comité Editorial de Con-Fabulación agradece la docena de mensajes alusivos al último poemario de Gonzalo Márquez Cristo enviados por nuestros lectores y publica a continuación uno de ellos, de la autoría del extraordinario poeta español Antonio Gamoneda, Premio Reina Sofía y Premio Cervantes 2006. Aquí sus generosas palabras.

Vivir la poesía, habitar la poesía. Es ésta una circunstancia liminal que comporta el conocimiento, la advertencia extremada de un, a su vez extremado, hecho existencial: “Lo bello no es otra cosa que el comienzo de lo terrible”. Así diría Rainer Maria Rilke habiendo leído La morada fugitiva, el último libro de Gonzalo Márquez Cristo.
“Todo grito es sagrado”, dice en una ocasión del libro su autor. Repárese en la total acomodación de esta “bella” y “terrible” denotación al pensamiento rilkeano, con el que, por cierto, el poeta colombiano no ofrece afinidades que pudiéramos entender literarias. La línea citada es una muestra, fuera de contexto, de otra afinidad, más profunda, que puede darse, que se da de hecho, en no pocos excelentes poetas.
A “la flor que se abre en la tormenta” convoca también Márquez Cristo. Cierto: la flor de la poesía “se abre” en un mundo atormentado por los poderes fundamentados en la injusticia. Así, sin decirlo en términos informativos, queda dicho en la vigilada y tensa conducta de esta palabra poética.
No debe buscarse primordialmente en ella, en la palabra poética de Márquez Cristo, aunque no falte, una comunicación de carácter metapoético, pues importa mucho más entender que la poesía, la poesía que lo es, se confunde íntimamente con la vida; como un órgano más nuclear y necesario en ella, en la vida.
La poesía, sí, cabe que se manifieste “fugitiva”, pero la fugitiva retorna; retorna a su espacio natural, a la vida; una vez más y siempre, a la vida.
Ábrase con respeto, con acendrada cautela, este libro simultáneamente luminoso y profundo, apasionado y apasionante, escrito por Gonzalo Márquez Cristo.