Para no ver más heridas


El poeta y catedrático Enrique Rodríguez Pérez, quien adelanta un doctorado en Francia, envía a Con-Fabulación uno de sus últimos poemas, con la esperanza de que las heridas de la guerra puedan restañarse pronto.


Por Enrique Rodríguez Pérez

Para no ver más heridas
en el empeine
ni rasgaduras en las vértebras.
Para fundir los rifles en la nada,
a revocar el guiño del avión,
el sospechoso.
Para investir las manos de puentes
a lo húmedo sin sangre.
Para saciar la selva de semillas
y lavar el asfalto de las ciudades
sin más pies sin zapatos,
sin más grafos de los acusados.
En desfogue de lo imaginario
para la bondad y la transparencia.
Lo primordial está en la tierra
que hierve por el sacrilegio
de los caídos de todos los vértices
y se frunce de contaminaciones
y arañazos.

Para que no cruja de nuevo el incendio.